A principios de los 80, antes de que las videoconsolas inundaran el mercado del entretenimiento digital y cuando los ordenadores de 8 bits, eran todavía un lujo sólo al alcance de muy pocos, se popularizaron unos pequeños aparatos con botones y sonidos chillones, que constituirían para muchos el germen del gusto por los videojuegos. Hubo infinidad de modelos con juegos diferentes... En mi casa tuvimos dos una para mi hermano y otra para mi.
Recuerdo perfectamente el día que nos la trajo mi padre, de una tienda de "decomiso" en Madrid, así como la felicidad con la que la recibimos. Fueron incontables las horas de diversión y entrañables los recuerdos que me vienen a la memoria. Nostalgia pura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario